Por Chester Hernández.
En días recientes, la figura de Edgar Salomón ha vuelto a ser objeto de controversia debido a la información que circula en redes sociales, donde se ostenta como asesor del gobernador electo, Alejandro Armenta. Sin embargo, esta afirmación ha sido categóricamente desmentida por José Tomé Cabrera, quien en un comunicado ha dejado claro que en el equipo del nuevo mandatario “se repudia la prepotencia y se reprueban las conductas inapropiadas”.
El intento de Salomón de vincularse con la administración de Armenta no solo es un acto de deslealtad, sino que también refleja una falta de respeto hacia el proceso democrático y hacia aquellos que han trabajado arduamente para lograr el cambio en Puebla. Esta maniobra no es sorprendente, considerando el historial del exdiputado, quien ha estado envuelto en polémicas y controversias que manchan su reputación.
El rechazo contundente de Cabrera es una señal clara de que el nuevo gobierno se compromete a distanciarse de figuras que representan prácticas cuestionables y actitudes autoritarias. La política de Puebla necesita renovarse, y cualquier intento de perpetuar viejas prácticas debe ser desalentado de manera firme.
Es fundamental que los ciudadanos y los medios de comunicación permanezcan alerta ante este tipo de manipulaciones. La construcción de un gobierno legítimo y transparente depende de la eliminación de personajes que intentan aprovecharse de la nueva administración para sus propios intereses. El mensaje de José Tomé Cabrera no solo debe tomarse en serio, sino que debe ser un llamado a la acción para mantener la integridad en el ámbito político de Puebla.
