El gobierno talibán está intentando implementar un plan de vigilancia urbana de gran escala retomando un plan estadounidense de años antes de su retirada en 2021, y parece que Huawei es la empresa elegida para colaborar.
Los talibanes están creando una red de vigilancia a gran escala a través de la conexión de cámaras inteligentes en varias ciudades afganas, lo cual podría implicar la reutilización de un plan elaborado por los estadounidenses antes de su retirada de 2021, confirmó a la agencia de noticias Reuters, el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Abdul Mateen Qani.
La administración talibán, que ha manifestado públicamente que está enfocada en restaurar la seguridad y tomar medidas drásticas contra el Estado Islámico en el Gran Jorasán (ISIS-K, por sus siglas en inglés), aparentemente ha iniciado conversaciones Huawei, fabricante chino de equipos de telecomunicaciones, sobre una posible cooperación.
La prevención de ataques de grupos terroristas, fundamentalmente del ISIS-K, es uno de los puntos clave a resolver para mejorar la relación de los talibanes con muchas naciones extranjeras, incluidos Estados Unidos y China. Pero el modelo de vigilancia serviría para espiar a toda la población, indiscriminadamente.
El nuevo sistema de vigilancia, que implicará un enfoque en “puntos importantes” en Kabul y otras ciudades, es parte de una nueva estrategia de seguridad que tardará cuatro años en implementarse por completo, aseguró Qani, pero que podría ponerse en marcha tan rápido como este año.
“En este momento estamos trabajando en un mapa de seguridad de Kabul, que está siendo completado por expertos en seguridad y está tomando mucho tiempo”, afirmó. “Ya tenemos dos mapas, uno que fue hecho por Estados Unidos para el gobierno anterior y el segundo por Turquía“.
No obstante, los detalles de cómo los talibanes pretenden expandir y administrar la vigilancia no se han informado aún, al igual que la fuente de la cual obtuvieron los mapas estadounidense y turco, lo cual ha traído la crítica de varios grupos defensores de los derechos humanos debido a que una mayor vigilancia podría utilizarse para restringir los derechos de determinadas personalidades en el país.
Los talibanes niegan rotundamente que un sistema de vigilancia mejorado violaría los derechos de los afganos. No solo relacionados a los derechos humanos, de privacidad, si no algunos especulan que viola la religión islámica. Sobre esto, el portavoz del Ministerio del Interior confirmó que el sistema sería operado de acuerdo con su interpretación de la Sharía.
En reacción al tema, Qani dijo que los talibanes tuvieron una “simple charla” sobre la posible red con Huawei en agosto, pero que aún no se había alcanzado ningún contrato definitivo.
Una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que no estaba al tanto de discusiones específicas, pero agregó que “China siempre ha apoyado el proceso de paz y reconstrucción en Afganistán”, y que apoyará a las empresas chinas que busquen cooperar en relación a ello.
Cuando las fuerzas internacionales lideradas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comenzaron a retirarse en enero de 2021, el entonces vicepresidente Amrullah Saleh dijo que su gobierno implementaría una gran actualización del sistema de vigilancia con cámaras de Kabul, alegando que existía un plan de 100 millones de dólares respaldado por la OTAN.
Con relación a este nuevo anuncio del gobierno talibán, Saleh salió a decir a Reuters que “el acuerdo que habíamos planeado a principios de 2021 era diferente” y que la “infraestructura” para el plan de 2021 había sido destruida.
La discusión con Huawei tiene lugar varios meses después de que China se reuniera con Pakistán y el ministro de Relaciones Exteriores interino de los talibanes, después de lo cual las partes enfatizaron la cooperación en la lucha contra el terrorismo.
Actualmente, China es la principal fuerza que juega en el recientemente creado Califato afgano, tras el vacío de poder que dejó Estados Unidos cuando se retiró ante el avance talibán en 2021.
Bajo ese contexto, China busca que los talibanes corten su apoyo al Movimiento Islámico de Turkestán Oriental (ETIM), una organización separatista que tiene presencia en la región occidental de Xinjiang, y que el gobierno talibán caiga en la trampa de la deuda comunista.