A la memoria de mi querido amigo Ricardo Montes de Oca.
Ricardo Montes de Oca, además de ser cantante, académico y escritor, era de
esas personas que uno sabía que siempre estaban ahí, que siempre estarían ahí,
porque pasarían todo tipo de condiciones y circunstancias, pero poco o nada le
harían a un hombre íntegro, disciplinado y siempre amigo.
El pasado lunes, 11 de enero, un mensaje de texto me notificaba el fallecimiento
de mi querido amigo Ricardo Montes de Oca.
Inmediatamente realicé una llamada para confirmar su deceso, luego realicé otra y
hasta la tercera conversación telefónica me quedó claro que sí, que sí había
fallecido.
Sentí un hueco en el estómago. Ricardo Montes de Oca se había ido.
Era raro, Ricardo ya no estaba físicamente entre nosotros.
Recuerdo muy bien que hace aproximadamente treinta años conocí a Ricardo en
un recital musical.
Desde aquella ocasión atrapó mi atención su garbo, su postura erguida, su forma
pausada y clara para expresarse, y su extraordinario canto.
Ricardo era un maestro consumado en las artes de la vocalización, pues le
precedía una estricta formación musical y amplia trayectoria artística realizada
principalmente en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS).
Yo tan solo era un estudiante decepcionado de no encontrar entre mis profesores
universitarios hombres de la talla de Ricardo.
Tuvieron que pasar varios años para que una vez abordara al maestro mientras
leía plácidamente en el Jardín del Carmen, en el corazón de la capital poblana.
Después de cruzar unas palabras le leí algunos de mis poemas y le pedí su
opinión.
Siempre sonriente me realizó algunos comentarios y algunas sugerencias para
mejorar mi lectura y observar con mirada crítica mi poesía.
Fue así como establecimos una relación de amistad siempre respetuosa.
A partir de ese momento Ricardo se volvió frecuente invitado a alguno de nuestros
programas en Sabersinfin.com. Quizá yo sea quien más lo entrevistó.
Una de las grandes lecciones que me dejó Ricardo Montes de Oca fue a partir de
una breve charla.
Yo estaba preocupado por el rumbo que tomaría Sabersinfin, pues cada día
surgen nuevos proyectos en Internet, algunos parecidos en cierta forma al nuestro,
otros más con mucho dinero detrás y, por otra parte, tecnología cambiante en la
cual es fácil quedarse rezagado.
Él con actitud afable me dijo con tono sabio: “mira, a mí me invitan a varias
estaciones de radio por Internet, siempre acudo a ellas, pero yo, de corazón, me
gusta estar aquí, por una sencilla razón, porque tiene raíces, porque hay proyecto,
porque tiene cimentación filosófica, y eso, eso es algo que pierdes de vista cuando
haces tus análisis, porque eso es lo que te va a sacar adelante frente a cualquier
adversidad. Mira, hay muchos proyectos con elegantes instalaciones y
posicionados padrinazgos, pero no tienen lo que ustedes tienen: raíces. No lo
olvides, confía en tus raíces”.
Por la alta estima, amistad y respeto que siempre nos profesamos, esas palabras
de Ricardo siempre las he llevado conmigo.
Ricardo Montes de Oca era un sabio y tenía razón, frecuentemente frente a la
adversidad se nos olvidan nuestros cimientos y raíces.
Lamentable olvido, porque, en efecto, ahí radica nuestra fortaleza y el fulcro para
potenciar nuestra resiliencia.
Desde entonces, esas palabras de Ricardo siempre me han acompañado y
siempre me han servido para continuar. Permanentemente las llevo bajo el brazo,
ahí, entre el esternón y la clavícula izquierda.
Por eso y muchas anécdotas más que espero platicarles más adelante, cuando
supe de la partida de Ricardo Montes de Oca sentí un enorme hueco en el
estómago, pero recordé sus palabras y me queda claro que no se ha ido, que vive
en mi filosofía y anima mis proyectos.
Ese es el motivo, al menos para mí, por el cual Ricardo Montes de Oca sigue y
seguirá en Sabersinfin.com.
Trataremos de honrar su memoria.
Buen viaje querido amigo.
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com