Por Chester Hernández.
La reciente cancelación del evento de la Luz y de la Vida en Chignahuapan ha generado un fuerte impacto en la comunidad y en la economía local. Este evento, que atrae a miles de visitantes cada año, es uno de los principales generadores de ingresos para el municipio. Sin embargo, la decisión de suspenderlo ha estado rodeada de controversia y protestas por parte de los manifestantes, que en su mayoría pertenecen al movimiento social conocido como “el moco”.
Los organizadores del evento habían previsto un aumento significativo en la derrama económica, dado que la celebración suele llenar los hoteles, restaurantes y comercios locales. La cancelación no solo afecta a los prestadores de servicios, sino también a los artistas y artesanos que ven en este evento una oportunidad para mostrar su trabajo y generar ingresos. La ausencia de este evento emblemático representa un vacío difícil de llenar para muchas familias que dependen de la afluencia de turistas.
Es importante señalar que las razones detrás de las manifestaciones son complejas y reflejan demandas sociales que han estado presentes en la región. Sin embargo, la forma en que se ha manejado la situación podría haber buscado un equilibrio entre las necesidades del movimiento y los intereses económicos de la comunidad.
La cancelación del evento de la Luz y de la Vida no solo es un duro golpe para la economía local, sino que también deja una sensación de incertidumbre sobre el futuro de otras celebraciones en Chignahuapan. La comunidad debe encontrar la manera de reconciliar las distintas posturas y buscar soluciones que permitan la realización de eventos que beneficien a todos, sin dejar de lado las demandas legítimas de quienes se sienten marginados. En este sentido, es crucial que las autoridades municipales escuchen y consideren las voces de todos los sectores para lograr un desarrollo armónico y sostenible en el futuro.