No hay daño patrimonial en Puebla ASF México

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En la federación, Sergio está en apuros,
pues la Catrina asoma entre tratos oscuros.
Con un faltante grande, ¡vaya gran revuelo!
Cuatrocientos noventa y siete, ¡qué escándalo en el suelo!

La muerte lo observa con su risa burlona,
“¡Oh, Salomón querido, tu suerte se entona!
Mientras cuentas los pesos, el tiempo se agota,
mientras yo, con mi guadaña, a todos los que brota”.

Los auditores llegan, sus miradas son frías,
preguntando sin cesar por las cuentas perdidas.
Pero él, con su ingenio, trata de escapar,
diciendo que en la nube, el dinero va a brillar.

“Catrina, no me lleves, déjame explicar,
que el dinero se esconde, no lo quiero ocultar.
En mis sueños hay riqueza, en mis manos el poder,
pero la realidad, ¡ay! es un fuerte revés”.

La muerte se ríe, “Tu canto es divertido,
pero los dineros siempre tienen un sonido.
Si bien eres astuto, recuerda la lección:
el que juega con fuego, se quema en su ilusión”, y el que se lava las manos también.

Así, entre risas, la calaca se va,
dejando a Sergio solo, en su realidad.
Un faltante que pesa, una sombra que asoma,
y en el juego del dinero, solo queda la broma.

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